En esta bitácora personal, un poco de todo aquello que me define. Impresiones, expresiones, descompresiones. CF, fantasía, terror. Música. Vida. Y otras yerbas...

jueves, 18 de diciembre de 2008

Imposible dormirse en la ruta

En esta sección, Díscolo, intentaré hacer algunas reseñas de discos de música que me parecen ineludibles. Huelga decir que verán por aquí mucho rock, y sobre todo rock progresivo. Oscilaré entre títulos nuevos y un tanto difíciles de conseguir y los clásicos, que muy bien nos hace refrescar de tanto en tanto.

Hoy inauguramos esta etiqueta con el álbum Sleeping in traffic: part two, de la banda sueca de prog rock Beardfish



  1. As the sun sets

  2. Into the night


  3. The hunter


  4. South of the border


  5. Cashflow


  6. The Downward spiral/Chimay


  7. Sleeping in traffic


  8. Sunrise again


Sello: Inside Out - Año: 2008


Beardfish es un caso excepcional dentro del new prog rock europeo. En primer lugar, se trata de cuatro músicos jovenes y muy talentosos que se han dedicado de lleno a hacer un revival del progresivo de los 70's. Y en segundo lugar, y más importante, el mencionado revival no es una mera emulación sonora o tímbrica, ni tampoco una copia de ideas armónicas, fraseos melódicos, o patrones rítmicos de los monstruos y pioneros de la ya citada década, como Yes o Gentle Giant, e incluso Gong.

Aunque es imposible dejar de rememorar algunos pasajes de Yes al escuchar este disco (sobre todo, algunos momentos de Tales from topographic oceans, Drama o Going for the one, en temas como "The Downward spiral/Chimay", "The Hunter" o "South of the border".) Y también se adivina un gran influencia de Gentle Giant en toda la concepción sonora de la banda, influencia que se hace más intensa en algunos tracks como "Into the night" y "Sleeping in traffic". En el rico y ameno texto introductorio del arte del CD, el líder de Beardfish, Rikard Sjöblom (vocalista, organista, guitarrista y tecladista) describe con entusiasmo el "placentero" encuentro con Gary Green, guitarrista del Gigante gentil, con quien, escribe, se "encontraron para hablar y beber" en el ProgDay Festival de 2006.

Esta similitud sonora entre Beardfish y Gentle Giant se demuestra en varios aspectos en el álbum que nos toca comentar. Primero, el balance entre teclados y guitarras. Se nota que hay un trabajo muy sutil, y esto tal vez se deba a que Sjöblom no sólo es tecladista, sino que también toca la guitarra eléctrica (entre otros intrumentos) en varios tracks del álbum. Hay una suerte de equilibrio muy bien manejado, donde los teclados omnipresentes, "espesos", no existen (aquí no hay esa majestuosidad barroca tan propia de Wakeman.) Y el manejo de los órganos tipo Hammond es muy imaginativo, no quedando sólo en la función percusiva (glisses, y demás aporreos de karate sobre teclado.) Esta creatividad en los órganos hasta puede recordar a los tres primeros discos de Caravan.

Las guitarras, por su parte, tienen un sonido vintage cuidado en cada detalle (y aquí si podemos decir que David Zakcrisson, guitarrista de la agrupación, "homenajea", por lo menos, a Steve Howe, si no en estilo, si en sonoridad.) Sorprenden algunos riffs por su crudeza casi zeppeliniana (la intro de "South of the border", por ejemplo, o varios fragmentos de "Sleeping in traffic".) Los solos son naturalmente rockeros, melódicos, sin excesos de efectos y procesos, lo que proporciona la agradable sensación de estar escuchando a un guitarrista que tocó realmente lo que se oye, sin artificios. La utilización de las acústicas es mínima y bien lograda, con una bella porción de música "cuasibarroca" en "Chimay", y una entrada magníficamente interpretada en el final de "Sleeping in traffic".

La base rítmica es sencillamente demoledora: Robert Hansen (bajo) y Magnus Östgren (batería) hacen un trabajo excepcional, también imbuidos de un sonido muy "setentoso", calido y poderoso a la vez.

En el aspecto vocal, el tenor Rikard Sjöblom recuerda, cuando canta en la parte baja de su registro, a la dulzura y profundidad de Peter Hammill. En cambio, su voz se torna más agresiva cuando sube en la escala, lo que le brinda un toque hard rock muy adecuado a las canciones. En líneas generales las voces de la banda hacen gala de una interpretación acorde con el sonido instrumental que buscan lograr. Desde luego, y como casi todas la bandas del nuevo rock progresivo europeo, Beardfish escribe y canta en inglés, con una pronunciación "casi" correcta. Abundan los coros y las voces moduladas en forma exagerada y absurda, sobre todo en aquellas partes en las que la música se torna casi una parodia para ilustrar la lírica: hay pasajes donde se alude, en la interpretación, a la música motown o disco a lo Earth, Wind & Fire, al country folk americano, o la música gitana de Goran Bregovic. Sin embargo, lejos de ser un acumulación de elementos dispares rejuntados con cinta adhesiva (como algunas bandas de metal progresivo acostumbran -o acostumbraban- a hacer), el resultado es homogéneo y muy convincente, lleno de influencias, riqueza y guiños que resultan divertidos (es casi imposible no sonreir cuando apenas esbozan el famoso coro de "Stayin' alive", de los Bee Gees.)

Hay un detalle que me parece sumamente importante mencionar: se nota que la grabación está hecha "a la vieja usanza", es decir, no "paso a paso" (la batería primero, luego los bajos, y así sucesivamente, construyendo nivel por nivel el ensamble instrumental); sino que todos se pusieron a tocar, como en un ensayo, y encendieron la grabadora (literalmente, puesto que la mayor parte del álbum está registrada en grabadoras de cinta de 16 tracks.) Huelga decir que hay grabaciones adicionales, y también edición digital, pero es claro que la mezcla y la posproducción respetaron el sonido "real" de la banda. No hay excesos de edición milimétrica (ver la engañosa precisión del álbum Death magnetic, de Metallica, que, aunque saltando a otro género, es un buen ejemplo de la nociva búsqueda de una perfección utópica en el audio en la que nos metió la era digital.) Y esto puede apreciarse claramente en los temas instrumentales que abren y cierran el disco: "As the sun sets" y "Sunrise again", respectivamente. Allí los arpegios de pianos muteados no están editados en MIDI, ni disparados por un arpegiador. Se han tocado con el mínimo desfasaje interpretativo y el swing propios de un músico humano. En suma, uno escucha el disco, y sabe instintivamente que Beardfish suena así también sobre el escenario. Eso es muy reconfortante.

Por último: uno escucha un disco de rock progresivo muchas veces y de varias formas. En mi caso particular algunos de ellos evocan en mí la sensación de estar paseando dentro de una galería de artes plásticas: cada canción es un cuadro o una escultura. Uno puede detenerse a mirar con detalle o pasar de largo. Tal es el caso de Relayer, o Fragile, ambos de Yes; o de Selling England by the pound, de Génesis. Pero hay otros discos que son como viajar a través de una ruta, donde los temas ya no son cuadros (unidades distinguibles, limitadas), sino que son las partes de un gran y único track, de un paisaje sonoro y emocional que la música conjura para nosotros, y que se desliza a nuestro lado como la visión que tenemos al mirar por las ventanillas del automóvil. Sleeping in traffic: part two es de este segundo tipo, un disco con el cual es imposible dormise en la ruta.

martes, 16 de diciembre de 2008

Músico trabajando

He aquí una colección de fotos en las que estoy grabando en el estudio o tocando en vivo -y, por lo general, también grabando- con mis guitarras (Y las de mis colegas también..: una pequeña ayuda de mis amigos hace que las mezclas suenen mejor.)

Grabando guitarras adicionales para el cd en vivo "Digno de honor" en Metafóno, el estudio de Sergio Sidoruk, con una Yamaha electroacústica. (¡Gracias, Diego...!)


Tocando en el Luna Park, grabando en vivo el cd "Por tí Argentina", a estadio lleno, con una SG alucinante. Detrás de mí puede verse a Pocho Porteño, el eximio percusionista de Luis Salinas. Abajo: vista del escenario durante el show.



Grabando en Metafóno un cd que está en la recta final, con un bajo Rickenbacker 4001 del '79 (¡Gracias Germán!)



Grabando en vivo el cd "Bajo tus alas", también en el estadio Luna Park, con mi Gretsch Electromatic. Abajo: vista del escenario durante el evento.



Grabando el cd "Digno de Honor", con mi favorita: una Fender Stratocaster Lonestar del '96. Abajo: en la misma ocasión, con una electroacústica Fender. (¡Gracias, Ingrid!)



En Metafóno. Esteban Cárdenas, amigo y excelente guitarrista, digita en una Gibson Les Paul De Luxe, del año 2000. Yo empuño mi Epiphone Wildkat. Abajo: devanándome los sesos para hacer un arreglo, con la Les Paul De Luxe (¡Gracias, Valentín!)



Otra vez con la Electromatic, en esta ocasión, grabando en vivo el cd "Generación poderosa".



Insisto con la Electromatic: una de las mejores guitarras que tuve, la cual le dió un sabor más rockero al cd "Bajo tus alas".




El nuevo Perito de la Bitácora

Finalmente me he decidido a inaugurar este espacio. Tal como el protagonista de mi relato, "En el museo de los sueños verdaderos" (que pueden leer aquí), soy el nuevo Períto de la Bitácora, que debe hacer registros Poéticos, Proféticos y Poliédricos. Gracias a Dios, no necesito riborecs que pululen bajo mi piel para cifrar los datos recabados, usando el ARN de mis células; ni hay Hombres-Raíces que tengan que amputarme los miembros para conservar la información. Bastará con hacer un post como éste, en mi lote de ciberespacio. Nada más. Todos los que lo deseen podrán ser Entusiasmados con mi registro. Puedo publicar lo que quiera, y esperar que mis palabras sean leídas por incontables pares de ojos. Así de simple. Gratuitamente. Sin dolor. Sin tener que pedir permiso, ni rendir cuentas a nadie. Puedo gritar lo que se me cruce por la cabeza en este ámbito, que siento propio...

Pero sospecho que tal posibilidad es falaz, que no es más que una ilusión posmoderna que se me presenta como un regalo en esta vida hipertecnificada; la trampa que subyace bajo el augurio de Andy Warhol. Por lo tanto, asumo responsabilidades, como el protagonista de mi cuento. Él debía asegurarse de que sus registros no fueran Polémicos. Pero yo sólo garantizo que no mentiré. Procuraré ser tan honesto en cada oración como pueda, frente a la imposibilidad de evitar polémicas, puesto que la existencia misma parece ser controversial, para bien o para mal. A la primera persona a la que le debo honestidad es a mi mismo. Lo que sigue es bien sabido: si no trato de autoengañarme, tampoco engañaré a los lectores. (Al menos conscientemente.)...

Me pregunto cuánto tiempo durará el entusiasmo que me embarga ahora. Ya estoy vislumbrando esas ocasiones en las que sentiré que actualizar este blog será todo una carga (Ahora veo que el sinceramiento puede ser tan fiero como la amputación...) Y el clan pasará semanas, tal vez meses, sin registros......

Bueno, paso a paso. Ya veré qué hacer. Tampoco uno se puede preocupar tanto por las vicisitudes del porvenir. Lo importante es que hoy comienzo algo nuevo. Eso es lo que cuenta....

Espero no ser latoso. No, espero más aún: que lo disfruten....

Como obsequio les cuelgo aquí una imagen de Roger Dean, uno de mis ilustradores favoritos, creador de las portadas de muchos discos, entre los cuales está la mayoría de los álbumes de Yes.

Slds!!!!