En esta bitácora personal, un poco de todo aquello que me define. Impresiones, expresiones, descompresiones. CF, fantasía, terror. Música. Vida. Y otras yerbas...

jueves, 12 de febrero de 2009

Últimas publicaciones

He aquí algunos de mis relatos recientemente publicados:

"En el museo de los sueños verdaderos" sigue apareciendo por ahí... Ahora en papel, en la revista-homenaje a las pulp-fiction magazines, dirigida por Héctor Pessina, Ópera galáctica, en el número 8, del mes de diciembre de 2008.



Y aparece con una ilustración que representa un gran honor para mí: ¡una imagen de El halcón milenario! ¡El sueño del pibe!



También tenemos la publicación en papel de "La trama de la canción crepuscular", el primero de los relatos que he escrito de la serie de Madretierra, universo al cual también pertenecen "Misión diplomática" (publicado en Axxon 192, pueden leerlo pinchando aquí), y "Pico de rating", publicado en Alfa Eridiani n° 9 (el cual pueden bajar desde aquí.) Esta vez se trata del primer número de la novedosa revista Sensación!, que también remite a la época del pulp. Un enorme placer aparecer en las primicias de este proyecto de mi gran amiga Laura Ponce.



En tercer lugar, les presento a "El cerrojo del mundo está en Butteler", relato publicado en NM n° 11, la revista digital de Santiago Oviedo, el cual pueden leer aquí. Este cuento fue publicado originalmente en el blog de la lista de correo Pórtico CF, y fue distinguido como "Cuento más elaborado" en el Primer Concurso Porticano de Cuento y Poesía.



Por último, pueden leer "La voz de Quaremyr" en NGC 3660, la maravillosa publicación digital de Pily B. Este relato es un tanto extraño y está hecho "a cuatro manos" con Laura Ponce. El universo de Luzur, con las colonias enfrentadas de Bahía Buenaventura y Wumstrillia está bien bueno, y ambos jugamos con varias ideas para seguir escribiendo sobre este mundo. Hasta heroina tenemos: se llama Melisandra y... (Si, sé que no puedo decir más, ya me callo, Lau, je.) El problema es que yo soy un flojo que no me pongo a escribir mis partes. Mi colega mete quinta a fondo, es un surtidor de ideas y escribe sin parar, mientras que cuando me toca a mí, ella tiene que esperar a que me organice, o a que me desbloquee, o, simplemente, a que me decida a escupir lo que sigue en la historia sin ponerme a pensar si vale la pena o no. También tenemos por ahí otro relato a medio hacer, (siempre por culpa mía...) el cual acontece en... No, mejor no les adelanto nada.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Chamanes

Cada día me convenzo más de la veracidad de una idea que se me ha pegado como rémora: los escritores somos seres egoístas porque deseamos controlar el poder -liberador y tiránico a la vez- de las palabras; anhelamos conocer su mecanismo secreto, desmantelar la ingeniería del símbolo, al punto de querer aprovechar todos los recursos que éste esconde, desde la sonoridad que lo recubre como una cáscara, hasta su terrible y medular capacidad de percutir en las emociones de los otros, los lectores, esos seres desvalidos que sólo pueden dejarse hipnotizar bajo el influjo mágico del sortilegio que nosotros, demiurgos fugados de todos los paraísos posibles, componemos con tan malvada premeditación, como chamanes diabólicos, captando la atención de nuestras víctimas sentadas en torno del fuego, en ese microcosmos dónde las llamas centrales de la creación y nuestro rostro encendido y parlanchín son los únicos luceros en la noche.