En esta bitácora personal, un poco de todo aquello que me define. Impresiones, expresiones, descompresiones. CF, fantasía, terror. Música. Vida. Y otras yerbas...

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El reto de los treinta libros: día 11 - Un libro que te haya motivado a visitar algún lugar

Bueno, en esta ocasión haré trampa (Por primera vez en el desafío, ¿eh? Que quede constancia)

Digo que haré trampa porque interpretaré la consigna a mi modo. "Que te haya motivado a visitar algún lugar" no significa necesariamente que uno haya visitado tal sitio. Basta con que el libro haya provocado el deseo de conocerlo, ¿no?

Si puedo torcer la premisa así, entonces tengo un libro que me hizo suspirar durante mi adolescencia por un país: Canadá. Más especificamente, me estoy refiriendo a la región del Lago Athabasca, y a las provincias de Alberta y Saskatchewan, uno de los sitios más hermosos de Norteamérica, según dicen los viajeros conocedores.

El libro en cuestión es "El bosque en llamas", de James Oliver Curwood, escrito en 1921. Esta novela fue mi primer libro propio, el cimiento de mi biblioteca. Me lo regalaron a los catorce años, más o menos, y viví momentos maravillosos leyéndolo y releyéndolo.

"El bosque en llamas" es una de la grandes novelas de aventuras del oeste, con una marcada influencia de Jack London. En este caso, el prota es Carrigan, sargento de la Real Policía Montada del Canadá, que busca a un prófugo de la justicia, su némesis (o eso parece hasta el desenlace): Black Roger Audemard. La historia comienza con una emboscada que intenta hacer presa de Carrigan. Y desde allí en adelante, la acción no da respiro, pero siempre está salpicada de bellísimas  y platónicas descripciones de la región, de su fauna y flora; y de sus gentes, entre las cuales se mixturan franceses, negros, indios y americanos, mostrando así un mosaico de la sociedad norteamericana del siglo XIX. El climax de la historia -en la cual Carrigan no sólo encontrará a sus más acérrimos enemigos, sino que también hallará el amor- es maravilloso. Y ojo que no estamos hablando de una novelita: son casi 250 páginas.

Se nota que Curwood, estadounidense, era un amante del lugar del mundo donde había nacido, en Michigan, la región de Los Grandes Lagos, la zona limítrofe entre Estados Unidos y Canadá. Literalmente, él hizo que me enamorara de esos lugares, descritos por él con tanta gracia y maravilla. Por eso, cuando la catástrofe se desata -un vasto incendio-, uno se muerde las uñas mientras lee, y no sólo por los personajes. Desde la primera vez que lo leí, me dije que quería conocer el Lago Athabasca y sus bosques. Algún día... Pero igual uno viaja al leer, ¿no? Benditas las imaginaciones del escritor y del lector, que trazan puentes en el espaciotiempo.

"El bosque en llamas" ha sido para mí una lectura de ésas que te marcan definitivamente. Hace un par de décadas que no lo releo. Tal vez algún día regrese a la región de Athabasca. Hace mucho que no paseo por allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario