En esta bitácora personal, un poco de todo aquello que me define. Impresiones, expresiones, descompresiones. CF, fantasía, terror. Música. Vida. Y otras yerbas...

viernes, 16 de septiembre de 2011

El reto de los treinta libros: día 14 - Un libro que hayas odiado hace años y hoy admiras

Esta consigna se me hace difícil de cumplir a rajatabla, porque casi nunca le doy segundas oportunidades a los libros que no me gustan de entrada (lo que no debe hablar muy bien de mí como lector, supongo. O sí. Vaya uno a saber...)

Pero hay un libro de ciencia ficción en mi haber que casi encaja en la premisa. Se trata de "Un caso de conciencia", de James Blish. Con Blish -escritor norteamericano de la Edad de Oro de la CF anglosajona- me pasó algo extraño. Sólo leí dos cosas de él. Un cuento largo, llamado "Siglo de pleno verano", que es absolutamente sorprendente. Un flash. Y lo segundo, la novela antes mencionada.

"Un caso de conciencia" en su momento me pareció una novela floja, casi mala. Yo venía de leer cosas como "El fin de la infancia", de Clarke y "Crónicas marcianas", de Bradbury. Y lo de Blish me pareció un fiasco.

Les cuento apretadamente de qué va la historia, así entienden mejor el por qué mi inicial rechazo. La humanidad entra en contacto con una raza de reptiles inteligentes, habitantes del planeta Litina. En este marco, el prota -un cura, el padre Ruiz-Sánchez- viaja a tal mundo, ubicado a 50 años luz de la Tierra. Descubre que los reptiles no distinguen entre el bien y el mal, y que creen en la razón pura, lo que hace que Ruiz-Sánchez se autoimponga la misión de evangelizar a la especie. Esto de por sí ya resulta molesto. Pero todo va más allá. El cura arriba a la conclusión de que una sociedad en la cual las reglas -los mandamientos- no son necesarios, porque nadie los quebranta, debe ser forzosamente una creación del diablo. Llegado a este punto, ya me parecía ridículo el intento de Blish.

Uno de los reptiles decide entregar, como muestra de buena voluntad, a uno de sus hijos, un huevo que se está desarrollando, para que sea llevado a la Tierra. (Notan el paralelismo mesiánico, ¿no?.) Cuando crece, el emisario se transforma en un agitador que conmociona a la pacata sociedad terrestre del siglo XXI. Al mismo tiempo, los científicos descubren que la corteza de Litina es rica en minerales radioactivos que podrían estimular grandemente la industria humana.

Luego el cura, cansado de las barbaridades del emisario reptiliano, opta por exorcizar a Litina. O exorcizar al universo de Litina, mejor dicho. El desenlace -que no contaré, claro- me pareció decepcionante. En él se unen, casi casualmente, la oración de Ruiz.Sánchez y la explotación del suelo de Litina.

Ahora bien. Mucho tiempo después, releí la novela de Blish. Y descubrí que el dilema moral y religioso que él se animó a introducir en su historia -nada menos que en 1958- resultaba un planteo muy interesante, sobre todo a la hora de especular sobre la ética de una especie alienígena. Más me agrada ahora, que como escritor, gusto mucho de replantear las ideas religiosas desde el laboratorio de la CF. Y también pude ver que Litina es un mundo de la CF muy acabado, con un trabajo detallista en cuanto a ecología, sociedad, geografía y hasta astronomía.

Yo no diría que odié la novela. Ni tampoco diría que luego, al releerla, la admiré. Ambas posturas son  muy extremistas. Pero sí puedo afirmar que mi vínculo con este libro tuvo una dinámica similar. Como sea, recomiendo esta obra de Blish. Hoy pienso que es una de las mejores novelas de la Edad de Oro de la CF, cuyo nivel literario es tan desparejo.

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