En esta bitácora personal, un poco de todo aquello que me define. Impresiones, expresiones, descompresiones. CF, fantasía, terror. Música. Vida. Y otras yerbas...

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El reto de los treinta libros: día 12 - Una biografía

Hace un año y medio, más o menos, mi vieja me prestó un libro que influiría radicalmente en mi ideología política, no sólo redireccionándola, sino -y sobre todo-, enriqueciéndola. Se trata de "Galimberti: de Perón a Susana; de Montoneros a la CIA", de los periodistas Marcelo Larraquy y Roberto Caballero. El libro es un trabajo de investigación impresionante, hecho mientras Rodolfo Galimberti vivía. Este polémico personaje -irritante, cuánto menos- es ineludible en la historia política argentina de los últimos cincuenta años. Hombre contradictorio y seguidor de una ética muy personal y acomodaticia, ética cuyo único fin era salir vivo de cada cinrcunstancia, y si fuera posible, bien parado también, aún cuando eso implicara renegar de los principios defendidos unos minutos antes. Fue miembro de Tacuara durante su adolescencia; fundador del JAEN; luego guerrillero devenido en Montonero, militando como cuadro inicialmente y luego como miembro de la cúpula dirigente; delegado de Perón más tarde, mientras el general permaneció exiliado en Puerta de Hierro; empresario trucho y artífice de fraudes millonarios durante la década del menemismo; lobbysta de multinacionales, coach de las fuerzas paramilitares antisionistas de Oriente Medio, y espía de la CIA, entre otras cosas.

Él fue participe del secuestro del general Aramburu, quien luego fue fusilado. De más está decir que este hecho cambió la historia del país para siempre, signando el tiempo terrible de la última dictadura militar, que se pronpodría eliminar la guerrilla. (José Pablo Feinmann, en su ensayo "Peronismo: historia de una persistencia argentina", dice que la historia argentina descansa sobte tres fusilamientos: el de Dorrego, el del general Valle y el de Aramburu.)

La lectura de la biografía de Galimberti se me hizo adictiva: en una semana y media devoré las 670 páginas. Creo que se debió a que me interesó saber qué sucedía en mi país cuando yo nací, en 1973, en plena vigencia de la guerrilla, durante el incipiente tiempo de muerte que se avecinaba. Y quise saberlo por mis propios medios. De golpe me había dado cuenta que habría bastado una nimiedad -como que mis viejos tuvieran algún libro sospechoso en su casa; o que alguien, azuzado por la tortura, hubiera chivateado sus nombres con tal de librarse de la picana-, para que yo hubiera nacido en la ESMA, o en algún otro centro de detención. O para que no hubiera nacido.

El libro abunda en detalles sobre la organización de Montoneros y el peronismo de izquierda; y da una visión bastante imparcial sobre la eterna y odiosa derecha del país, que sostiene su cipayismo, a veces solapado, a veces manifiesto. Con esta lectura, y con la del antes citado "Peronismo...", de Feinmann, siento que perdí la virginidad política. Descubrí que el país era -y había sido- otro, muy distinto del que me habían contado.

Enhorabuena. Ahora entiendo mejor la frase célebre de Bertolt Brecht: "El peor analfabeto es el analfabeto político No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".

Desde que leí la biografía que ocupa la consigna de hoy, me siento menos analfabeto.

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